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"Joven, a tí te digo: Levántate"

Estamos pasando por tiempos difíciles, vivimos muchas dificultades como país y sociedad. Sin duda pensamos, que el salir de una pandemia de 2 años sería más fácil y el volver a la “normalidad” nos daría la tranquilidad que buscábamos, claramente nos equivocamos. Actualmente, vivimos con inseguridad frente a las crisis que se nos presentan, por una parte, la situación económica, que actualmente perjudica a las familias, a quienes cada día cuesta más llegar a fin de mes, hace años veníamos viviendo una crisis política que estalló previo a la pandemia y aún vemos vestigios de esta, con necesidades de la población que todavía no han sido resueltas, todo esto se refleja en la incertidumbre en el proceso constituyente. Vivir con estas preocupaciones acompañadas de miedo, nos vuelven una sociedad más individualista e indiferente, y no pocas veces, con respuestas más violentas frente a situaciones cotidianas, que se incrementan al pasar el tiempo.

 

Estamos conscientes de la urgencia que tenemos hoy, de renovar la esperanza y fortalecer la fe en el Señor Jesús, que hace nuevas todas las cosas, como Iglesia en general y Pastoral Juvenil en particular, durante estos últimos años, hemos estado en un proceso de discernimiento, abriéndonos con especial cuidado a la escucha para descubrir y reconocer los signos de los tiempos y a su vez anunciar al mundo juvenil un mensaje renovado y alegre, invitando al encuentro con otros jóvenes y con el Señor Jesús.

 

Es por esto que, este año hemos adoptado como lema de la Pastoral Juvenil, “Joven, a ti te digo, levántate” (Lc 7,14) palabras que resuenan fuerte en este tiempo, después de dos años encerrados por la pandemia, necesitamos la fuerza del mensaje de Jesús, para que muchos jóvenes se levanten del sillón y se atrevan a anunciar la alegría del evangelio.

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Evangelio según San Lucas 7, 11-17

“En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: —«No llores». Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: —«¡Joven, a ti te digo, levántate!». El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: —«Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo». La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.” Palabra del Señor.

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Frente a este llamado que tenemos los cristianos, nos dice el Papa Francisco:

“Queridos jóvenes el Señor los necesita, llama a cada uno de ustedes a seguirlo en su iglesia y a ser misioneros. Queridos jóvenes el Señor hoy les llama a cada uno, nos pide que le sigamos toda la vida y ser sus discípulos. Y ser discípulos misioneros significa saber que somos el campo de la Fe de Dios. Por eso a partir de la imagen del campo de la Fe pensé en 3 imágenes que nos pueden ayudar a entender mejor lo que significa ser un Discípulo Misionero.

La primera imagen, es el campo, como el lugar donde se siembra, cuando aceptamos la Palabra de Dios, por favor, nos dice el papa, dejen que Cristo y su palabra entre en su vida, dejen que germine, dejen que crezca… La segunda, el campo como lugar de entrenamiento, los entrenamientos para seguir a Jesús son la oración, los sacramentos y la ayuda a los demás, los jóvenes en la calle, ustedes son los que tienen el futuro, construyan un mundo mejor, queridos jóvenes no balconeen la vida, métanse en ella, como lo hizo Jesús… La tercera, el campo como obra de construcción, construir, reparar la Iglesia, somos piedras vivas que forman una casa espiritual, La Iglesia…”

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Por ello, queremos profundizar y trabajar, siguiendo uno de los llamados del discernimiento local del sínodo sobre la sinodalidad, que es "La Fe en Jesucristo”, queremos ahondar en su vida, pasando por diferentes momentos de su historia, como la última cena, su pasión y muerte, también por el llamado que realizó a sus discípulos, el testimonio de los apóstoles, el rol y la importancia de la Virgen María entre los discípulos y en la Iglesia de hoy. Otro tema importante, que queremos compartir es la urgencia del cuidado de la casa común, de la mano de la carta del Papa Francisco Laudato Si.

 

Creemos, que es necesario fortalecer nuestra centralidad en Jesucristo, que es quien, transforma nuestra vida, el que nos ha llamado salir y anunciar su reino, y que hoy sigue llamando a jóvenes y adultos, a servir a quienes más necesitan de su paz, esperanza y alegría, de manera especial los pobres y vulnerables, aquellos que están a la orilla del camino, en las periferias existenciales de la vida, como nos dice el papa Francisco.

 

Cuando comenzó la pandemia, la frase era “qué difícil es crear cosas de este modo” y actualmente la frase es “que difícil es llamar jóvenes a servir”. Como Iglesia estamos pasando tiempos complejos, cada vez nos cuesta más ser una Iglesia en salida, como nos pide Francisco, pero nada es imposible si ponemos a Cristo en el centro. Es momento de ser sal y luz de nuestra sociedad. Levantémonos, salgamos de nuestra zona de confort y hagamos ruido. Como jóvenes llegó el momento de ser protagonistas de una Iglesia de puertas abiertas, es el instante de cumplir nuestros sueños, de mostrar y compartir todo lo que hemos recibido del Señor, no tengamos miedo a mostrar lo que somos, ni de entregar esta fe que nos mueve y nos llena de alegría, pongamos al servicio cada uno de los dones que nos han sido regalados, juguemos para adelante, dejemos huella, ¡el Señor te invita!

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